La primera Guerra del Peloponeso o cómo terminar la épica con una “mordida”
Para el comentario:
- ¿Qué lecciones o paralelismos podemos encontrar para la España de hoy?
- ¿Que opinas sobre la memoria de las víctimas y caídos? ¿Debe mantenerse o ocultarse por motivos de conveniencia? ¿Que está ocurriendo con las víctimas de terrorismo?
- ¿Deberían centrarse los esfuerzos bélicos en un sólo teatro de operaciones (p.ej.: los EE.UU. con Afganistan e Irak)?
- ¿Se justifica el soborno y la corrupción cuando tienen un fin ético? ¿Recuerdas algún caso parecido en la historia española reciente (corrupción con “buen fin”)?
Desde la victoria del bando demócrata radical en Atenas se incrementa la tendencia a documentar en monumentos de piedra los decretos y resoluciones de la Asamblea, lo que constituye una fuente interesante sobre el devenir de los acontecimientos.
En principio, los atenienses tienen una importante ventaja estratégica, la ruta de invasión desde el sur hacia Ática esta tapada por Megara. La guerra se inicia en el 461, cuando esta ciudad es admitida en la Liga, con lo que adquieren el control estratégico de los accesos por los que forzosamente el ejercito espartano debe pasar para llegar a Atenas. Los espartanos lamentaron durante mucho tiempo el no haber tenido en consideración la posibilidad de atraer dicha ciudad a su bando; porque dificultó durante mucho tiempo la posibilidad real de cercar Atenas.
Por otro lado, pese a la victoria en Eurimedonte (467), los atenienses seguían enzarzados en su guerra intermitente contra Persia, lo que sin duda les impedía concentrar toda su atención en su confrontación contra Esparta. La flota zarpaba todas las temporadas hacia Creta desde donde apoyaban las rebeliones contra Persia.
La solución espartana fue llevar un ejercito a Beocia (457) y atacar Atenas desde el este. Esperaban el apoyo de los tebanos y de otras polis de la región. Loa atenienses enviaron un ejercito de 11.500 hoplitas y los enfrentaron en Tanagra consiguiendo una “X” para la quiniela, ya que hicieron retroceder a los peloponesios. Dos meses después de la batalla, Atenas había incorporado varias polis beocianas a su alianza; imponiendo regímenes democráticos en la zona. Atenas consolida su control sobre la Grecia central, pero al estar entretenida con los persas, no puede explotar esta ventaja y marchar directamente sobre Esparta, lo que hubiera sido el movimiento más lógico. Tucídides recoge varios discursos en los que se recoge la ansiedad que los aliados peloponesios sentían por esta situación.
Lo cierto es que Artajerjes no fue capaz de responder a las rebeliones de los aliados jonios de Atenas con la fuerza que estos esperaban. Pero los atenienses tenían al menos 200 trirremes empeñadas en este esfuerzo bélico, llegando a subir por el Nilo para ayudar a los rebeldes egipcios, aventura lógica por las riquezas que podían obtenerse. Si Artajerjes se había dormido con los Jonios, no lo hizo en Egipto. Pasó por Fenicia, pacificó la región, recogió una flota y marchó hacia el Nilo. La flota ateniense tuvo que ser abandonada al quedar cercada. Y sin flota (o con 200 trirremes menos) algunos aliados a la fuerza de la Liga de Delos empezaron a rebelarse.
Este hecho supone un cambio en la política de Pericles con respecto a como gestionar la alianza. Primero: hay que empezar a olvidarse de las aventuras en oriente que han terminado con la imagen de invencibilidad de la flota. Segundo: se dictan acuerdos para los aliados revoltosos (Calcis en Eubea) que incluyen multas, la imposición de democracias radicales, el secuestro de la flota y su anexión a la ateniense y el derrumbe de sus murallas. Por cierto, que gran parte del dinero recaudado de esta forma acabará financiando la Acrópolis y el Partenón.
Pericles también reclamará a Cimón de su ostracismo para que negocie un armisticio de 5 años con Esparta. En 450, partirá a Salamina de Chipre para vencer a los Persas, consiguiendo la Paz de Calias (449) con la que se termina la guerra persa. Cimón muere a resultas de las heridas de la batalla.
Los atenienses se comprometen a abandonar el fomento de rebeliones, especialmente cesarán de involucrarse en Chipre. El Gran Rey no mandará ninguna flota al Egeo, y se olvidará de las ciudades jonias. Es un gran triunfo diplomático para Atenas y Pericles.
Pero esta victoria no ha salido gratis, se conserva una estela donde se recoge la lista de caídos de la tribu Erectea. Y son muchos; 177 –“Y todos en el mismo año.”-
Y el prestigio de Atenas estaba dañado, en 446 Eubea y Megara se rebelan. Antes de que pueda resolverse la situación; un ejercito espartano está amenazando Atenas, lo que obliga a Pericles a volver a casa. De forma sorprendente, se negocia que los peloponesios vuelvan por donde han venido. Posteriormente, en la presentación de cuentas, aparecería una partida de 10 talentos justficada con la anotación “para un fin muy serio” que se supone recoge el soborno con que se pagó la retirada lacedemonia.
Los atenienses se hicieron cargo de la rebelión pendiente, que reprimieron con extrema dureza y volvieron a casa para firmar la Paz de los Treinta Años (445) por la cual Esparta y Atenas renuncian a intentar conquistar a los aliados del otro.
La paz sólo duraria 13 años, pero eso ya es otra historia.